miércoles, 29 de julio de 2020

Hijos del dios binario de David B. Gil

  
¿El argumento? Lean la contraportada que para poner vaguedades, y con tal de evitar spoilers, hace demasiada calor. David B. Gil mé fascinó en su recreación del Japón postmedieval en "El guerrero bajo la sombra del cerezo" y en mi cola de pendientes figura "Ocho millones de dioses", su vuelta a ese mundo. Pero "Hijos del Dios binario" me pilla tarde. 


  La narración es un tecnothriller probablemente superior a la media aunque con personajes un poco de cliché, que  cumplen  con todas las normas del género bestseril: un prota de pasado misterioso con un trabajo extraño, y una periodista que empieza investigando una historia por la que se verá superada.  Los malos quedan  algo desdibujados y el matón principal resulta poco potente como némesis. Y para acabar de sazonar  la receta, la cosa ocurre en un futuro no tan lejano, con ciertos toques de especulación tecnológica  que sirven para dar un poco de brío al asunto. A mí, más por nostalgia que por otra cosa, me ha recordado al "Cero absoluto de Allan Folsom".

Hijos del Dios binario es una novela veraniega, de esas que lees en la playa mientras unos niños hacen optimist y forma parte de ese género que podríamos denominar "intriga vaticana de final inesperado". Aunque aquí no hay vaticano y el final tampoco es tan inesperado, pero es ese  tono y ese estilo el que definen esta novela. Su temática y desarrollo  juega en la liga de Juan Gómez Jurado, Ken Follet, Dan Brown o Ira Levin. Todos y cada uno de estos autores  en su momento me entusiasmaron con sus grandes corporaciones y experimentos extraños, pero de unos lustros a esta parte le pido algo más a mis lecturas. Este tipo de novelas que básicamente se sostienen por la trama y el desvelar el misterio  no me llenan, porque más allá de eso no hay nada.


domingo, 26 de julio de 2020

Mata a tus ídolos de Toni Garcia Ramon



En aquesta reentré post confinament (diga-li reentré diga-li treva) hi ha dos llibres que pràcticament van de la mà: el de Woody Allen i el de Toni Garcia Ramon, doncs ambdós ens aproximen a històries del món del cine i  les seves "stars". Tanmateix, les de Toni Garcia Ramon són molt més divertides, perquè en Woody s'hi aproxima des del respecte i en Toni des de la veritat. En Woody és interessant per ell mateix, no fa gaire safareig i la part anecdotària amb altres estrelles és anodina.

TGR ha circulat pel món cinèfil desde 1994, quan va cobrir el seu primer festival de Sitges, per durant els anys següents peregrinar per Cannes, Venecia, Berlín o Toronto. Per tant, n'ha vist mil i una: ell diu que de les 3000 entrevistes que ha pogut realitzar només en el 2 o 3% han passat coses ressenyables (i d'aquest percentatge surt aquest llibre de 186 pàgs). Un llibre que a la que t'interessi una mica el món del cinema, te'l beuràs en una tarda, ja que resultat addictiu com la cocaïna (escoltar el podcast de seriofòbia).

 Per les seves pàgines passen Hopkins, PacinoDansonClooney, o Robert de Niro, en una invitació a desmitificar els nostres ídols, i a veure el costat humà d'aquestes figures de rebombori. Aquests mites al cap i la fi, com els déus de l'Olimp,  estan carregats de vicis i pecats capitals. Encara que no tot és matar ídols; també descobrim que hi ha actors entranyables com Tom Hanks o Naomi Watts. Així mateix, ens explica les entreteles del cinema i el món de la promoció cinèfila.

 Potser us podria fer clickbait sobre les coses que explica en TGR. Però si heu arribat aquest blog, ja les heu sentit i per no ser redundant ni desmuntar sorpreses, llegiu-les per vosaltres mateixos. Un llibre que comunica molt bé el que et vol explicar i, com sempre amb Toni Garcia Ramon, amb un punt d'irreverència.



martes, 21 de julio de 2020

A propósito de nada de Woody Allen

  Después de este parón pandémico retomamos el blog. Durante estos meses de confinamiento he padecido una plaga de desmotivación lectora, he leído mucho menos de lo que hubiera podido y me consta que no soy al único lector empedernido que le ha sucedido.  En definitiva vuelvo al blog con 'A propósito de nada" de Woody Allen, su libro de memorias. 

  Woody Allen nos propone un repaso a sus peripecias vitales en 430 páginas, sin capítulos temáticos y sin indice onomástico. El libro se podría dividir en cuatro partes: la primera sería desde sus años de infancia hasta que empieza su carrera artística, en la segunda explica sus primeros años como guionista televisivo y sus primeras películas. Estas dos partes son de largo las más interesantes e inspiradas del libro. La que sería la historia de sus dos primeras esposas y el cómo se abre camino en la industria cinematográfica.

  En la tercera aparece Mia Farrow y aquí empieza la justificación sobre su falsa acusación de pederastia. La verdad, pensaba saltarme esta parte porque todo lo que explica es algo que ya habia leído y escuchado por otros medios, pero esta lo eclipsa todo y tenemos unas 100 y pico páginas donde Woody explica su inocencia (yo personalmente me lo creo). Y al final esta parte que me iba  a saltar ha sido lo más interesante del libro, porque es donde estructura su relato, casi  un thriller digno de seguir cual película de A3 un sábado por la tarde.

La cuarta parte es su historia desde el 1992 hasta ahora, un repaso de todas sus películas salpicada de mucho nombre y poca profundidad. Define a las actores y actrices con los que trabaja en un par de frases y pasa a otra cosa.   Finalmente hace un alegato sobre la legitimidad de su matrimonio con Soon Yi y lo felices que son y finalmente se vuelve a defender del segundo ataque que padece a raíz de la carta abierta que su hija "presuntamente" violada hace llegar a los medios en el marco del movimiento "me too" y del boicot que por ello padece: a sus memorias les ha costado encontrar una editorial que quisiera distribuirlas y que su penúltima película "Un día de lluvia en Nueva York no ha podida ser estrenada en los USA.

'A propósito de nada' resulta poseer  una prosa cargada de ironía y humor donde Woody Allen da su versión de los hechos. En más de una ocasión me ha provocado carcajadas en sus dos primeras partes, para luego pasar a un relato serio y bien argumentado sobre sus problemas con Mia Farrow y finalmente a un tramo que parece la lista de la compra pero con nombres famosos. He leído criticas que hablan de la falsa modestia de Woody Allen, pero yo la noto sincera porque si en momentos lo parece, en otros parece extremadamente arrogante, ya que dentro de su modestia no deja de citar lo bien que eran recibidos sus guiones o monólogos, y como tenia la admiración de Tenesse Williams o Arthur Miller. No tiene casi malas palabras para ninguno de sus actores o colaboradores pero no se corta en mencionar no tenia feeling con alguno.

Si le quereis dar vueltas al tema escabroso, pensad que es es la versión de un excelente narrador contra la versión de una excelente actriz.