Aquí tenemos uno de los grandes clásicos de la literatura universal. Publicada en 1929, Sin novedad en el frente es la GRAN novela antibelicista. No les voy a mentir si les digo que, para mi vergüenza, no me planteé leerla hasta que Netflix realizó una nueva versión fílmica. La historia de esta novela como adaptación cinematográfica es una historia de éxito: la versión de los años 30 recibió dos oscars y provocó tumultos en la Alemania nazi, y la versión televisiva de los 70 recibió varios Globos de Oro.
Me regalaron esta novela en 2010 y se quedó en mi mesita de noche, donde la tengo firmada en polaco y estonio, hasta hace un par de días, que es lo que me ha durado su lectura. Sin novedad en el frente es una narración en primera persona de un soldado alemán sobre los horrores de las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Que la novela tratara sobre la gran guerra es uno de los motivos por los que no la había leído, pues la Primera Guerra Mundial es uno de los conflictos más estúpidos de la historia de la humanidad. La forma en que se combatió en las trincheras: 4 años en un frente inmóvil, son soldados lanzados en línea recta hacia las ametralladoras y los cañones. Una de las formas de hacer la guerra más atrozmente idiotas de todos los conflictos bélicos habidos y por haber.
Remarque combatió en la gran guerra por lo que, aunque el protagonista no es él, su novela sabe a una especie de memorias. En ella tenemos todos los grandes temas bélicos: la camarería, la instrucción deshumanizadora y los jóvenes lanzados a un conflicto que no entienden por un patriotismo panfletario. Por no decir que está llena de casquería, heridas, mutilaciones físicas y psíquicas. Aunque en ella encontramos momentos de distensión y humor. La narración es vivida con muchos detalles del día a día en las trincheras o en la retaguardia. Casi 100 años después creo que nadie ha podido superar esta narración: si queréis la han igualado, pero todo relato bélico del siglo XX se encuentra en ella. Mi máxima referencia son las películas y aquí encontraréis solo por citar las tres grandes: Senderos de Gloria, La chaqueta metálica o Salvar al soldado Ryan.
Y últimamente quizás utilizo en exceso la palabra humanista, pero esta novela pone el foco en lo que significa ser humano, en sus esperanzas, en sus quehaceres, pero también en su horror. Llevaba 176 páginas, las que me leí del tirón, y las otras 60 se me estaban haciendo monótonas, pero llegué a sus últimas 20 y ahí es cuando te da la hostia de verdad. En esta vida hay unas novelas que hay que leer en el momento adecuado: El guardián entre el centeno, El lobo estepario y Sin novedad en el frente. Aunque se me antoja que esta última que es la que más sobrevive en edad adulta.
Decíamos que en los años 30 la película causó disturbios en Alemania Nazi: el autor sé tuvo que exiliar por su furibundo antibelicismo, pero también por mostrar la falsedad del relato nazi. Los nazis argumentaban que la derrota de Alemania, en la PGM, fue una traición de los burócratas, ya que tras rendirse Rusia solo quedaba combatir el frente Occidental y que, por tanto, podrían haber ganado la guerra. Los nazis no decían que la industria alemana estaba colapsando y que era imposible mantener la maquinaria bélica. Remarque nos cuenta cómo los cañones en el frente estaban cada vez más desgastados, que les faltaba potencia y que acaban bombardeando sus propias trincheras. Una obra que altera a un nazi siempre es un 23% mejor.
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