Nicholai Hel es un espia creado por Trevanian en su novela Shibumi escrita en 1979. Hel es hijo de una condesa rusa huida despues de la revolución que por un azar del destino acaba en Japón, allí Nicholai se cria con su padre adoptivo un general japonés que le enseñara a pensar y vivir a la manera oriental así como a jugar al Go -lo del Go no es un detalle nada baladí pues marca muchas de las acciones de los personajes-. Años más tarde se convertira en un espía que operara en diversos escenarios de la guerra fría. Don Winslow nos propone relatar un episodio perdido en la biografía de Hel a partir de que en la novela original se menciona que estuvo tres años prisionero de los americanos y que hizo una misión para ellos en la China comunista.
Con esta premisa se desarrolla la trama, en ella Hel tiene que matar a un diplomático soviético destinado en Pekín en al año de gracia de 1952, para conseguir enemistar a los dos grandes potencias comunistas del momento la URSS y China, de fondo tenemos la guerra de Korea y la guerra de independencia de Vietnam frente a Francia. El resultado es un thriller trepidante, con altas dosis de violencia y filosofía oriental, pero solo apta para quién le gusten las novelas de espías tan en desuso en nuestros tiempos. La caída del telón de acero hizo mucho mal al genero.
En Satori he creído detectar varios homenajes de Winslow en esta novela, por un lado la obvia, es decir la obra de Trevanian (autor que hasta ahora desconocía), por otro lado a Graham Greene y a la Indochina que relataba en el El americano impasible, y por último su propia obra El poder del perro en respecto a la violencia y las torturas que empleadas y la trama de narcotráfico que también se desarrolla en esta obra. Este exceso de homenajes no me ha convencido, he encontrado la trama algo descompensada entre la parte que sucede en China y la parta de Vietnam. Siendo la primera una historia propia de un film de espías de guerra fría bastante sobria para convertirse en su segundo tramo en una aventura más disparatada al estilo James Bond, pero con unos malvados algo desdibujados y un final bastante precipitado y anticlimático.. Pero lo cierto es que el estilo de Winslow saca a flote esta historia de resultado irregular pero entretenida. Por tanto solo la recomendaría para seguidores constantes.
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