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martes, 5 de agosto de 2025

Mi corazón es una motosierra de Stephen Graham Jones

 No hay que comprarse un libro por la portada: ¡La Portada!





  Jade Daniels es la rarita del pueblo, una adolescente de 17 años obsesionada con el cine de terror y más concretamente de con el género slasher. JD es una nativa americana perteneciente a la tribu de los pies negros (al igual que Graham Jones). Ella vive en el pueblo de Proofrock, un pueblo en el que hace 50 años sucedió una matanza en un campamento de verano, de ahí su obsesión. Ella esta a la espera que llegue un asesino slasher a su pueblo y poder vivir su película. 

  En el primer capítulo de la novela se produce el asesinato de un pareja de  holandeses y a partir de ahí la obsesión e imaginación de JD se disparará. Además al pueblo llegará una nueva tribu, conformada por multimillonarios pijos. Los multimillonarios están creando una nueva urbanización llamada Terra nova.  La hija de uno de ellos se llama Letha Mondragon quien, a ojos de JD, será su Final Girl o la chica final. Ya sabéis, la última superviviente en una película de terror. Además la realidad le empezará a dar motivos para creer que hay un asesino slasher campando por el pueblo.

  Si algo marca la narración es lo metaliteral y la voz narrativa. Lo meta es inevitable, ya que la protagonista solo puede pensar a través de sus referentes cinematográficas. Esto convierte a Mi corazón es una motosierra en una de las obras que más y mejor utilizan lo posmoderno, ya que es un elemento narrativo y no solo basura para nostálgicos (aunque también cumpla esa función). La voz narrativa es en primera persona del plural. El narrador no es  Jade pero si que se centra en ella todo el rato, nos cuenta su punto de vista, su chorro mental desbocado y, al centrarse en ella, los asesinatos son narrados en forma de elipsis (menos cuando el destino la alcance). Eso le permite a Graham Jones jugar con nosotros; ¿es todo producto de la imaginación de Jane?, muertes hay ¿pero son todas cometidas por un único asesino? A Jade, al igual que don Quijote, le ha sorbido la mente la ficción. Si el de la Mancha se obsesionó con los caballeros andantes, Jade lo hace con los Slashers. Ambos personajes distorsionan la realidad para adaptarla a su modo de vida. Y como comentaba, Jade es una nativa americana, un hándicap que le hace la vida más difícil, de familia desestructurada y un padre crápula. Las cartas que le han tocado en la vida no son nada fáciles, al final la ficción es su via de escape. Entre capítulos se intercalan unos trabajos que JD hace para subir nota en el instituto. Estos interludios son digresiones sobre cine y concretamente sobre su género favorito. 

  Stephen Graham Jones nos cuela un mensaje social en esta obra: hace una denuncia sobre la gentrificación, la meritocracia y el nacer con las cartas marcadas. Pero también nos enseña sororidad, lucha social y empatía.  Los personajes son  todo lo carismáticos que Jade nos deja ver: el profesor Holmes de historia me ha robado el corazón, así mismo como el sheriff Hardy o Letha Mondragon, esa niña bien destinada a ser la final girl. A la acción en si le cuesta arrancar; hasta prácticamente media novela hay que tener paciencia, luego a partir de ahí la cosa escala hasta un final la mar de épico.  

  Ahora bien, si vais a goodreads veréis que la novela tiene un 3,5 y sus dos continuaciones (no había dicho que la cosa es una trilogía), no bajan del 4,15. A las puntuaciones del género de terror no hay que hacerles mucho caso, porque la peña siempre las vota a la baja, ya sea cine o ya sea en literatura por puro prejuicio. Pero (a qui viene la adversativa) ese 3,5 se puede comprender porque el final es un caos. Un caos buscado e  intencionado, porque al fin y al cabo sabemos lo que sabe la prota y ello también conlleva una inmersión total en la historia. SGJ escribe muy bien de forma visceral y a veces con toques de humor y sabe helarte la sangre cuando toca.  La primera persona del plural es una virguería. No obstante, o me he saltado algún párrafo o las revelaciones serán en las otras dos partes.  

El futuro está lleno de esperanza ya que la segunda parte esta recién salida del horno: No temas a la parca. 

 Pd: Llevo tres novelas seguidas de la biblioteca de Carfax.

domingo, 3 de agosto de 2025

Temporada baja de Jack Ketchum


 Este libro hace que mi blog salga del letargo.....


Nueva Inglaterra estado de Maine ( que será lo que tiene Maine):

Carla va a pasar una temporada en una casa en medio de la nada en  Dead River (con ese nombre nada bueno puede pasar). Allí en la región hace años que se han ido sucediendo desapariciones inexplicables, la mayoría de veces marineros y excursionistas, las causas siempre se han buscado en los peligros de la mar o del bosque. Pero al acecho existe una familia primigenia de apetitos caníbales. Cuando sus 5 amigos lleguen, en la hora bruja, antes de dormir se desatará el horror en la casa.

Ketchum es un cabrito, sus novelas están llenas de horror de acciones sanguinarias y retorcidas. Cuenta él mismo en el epílogo del libro que el editor le expurgó muchas escenas de violencia extrema (pos menos mal, chato) y por ello años más tarde sacó una versión integral (que no me hace falta leer).  La novela tal y como está ya es suficientemente estremecedora. Los puntos de vista oscilan entre Carla, el policía del lugar y la familia caníbal. La primera parte es una construcción magistral de tensión y el final, cuando estalla, es una oda violenta que sube unos cuantos peldaños más de lo que se había mostrado hasta ahora. Y lo que hace Ketchum es decirte que nadie está a salvo ni sus personajes, ni nuestra pobre mente. 

Temporada baja es puro splatter punk (casquería) y por tanto no es para estómagos débiles. Pero hay algo más en la literatura de Ketchum. La construcción de personajes y escenarios siempre es brillante. El libro es puro adorno en lo formal, palabras precisas y 0 paja y una vez lo ha construido, lo coge y empieza a destruirlo sistemáticamente. Y al final es lo que produce el impacto en el lector, te ha metido de lleno en la historia y cuando llegan los fuegos artificiales te quema con toda su pasión. Y duele y eso hace que el viaje haya merecido la pena. 

Conocí a La biblioteca de carfax en una fira Literal en Barcelona hace unos años, allí descubrí  una de las mejoras editoriales de este país dedicadas al terror. Sus portadas siempre cuidadas, siempre espectaculares y podríamos decir que son las mayores generadoras del síndrome de Stendhal que conozco (ver Mi corazón es una motosierra). Pero si ya te atrapa por su estética, hay que ver su catálogo. ¡Y qué catálogo!  Recupera a Jack Ketchum, del que solo habían unas tres novelas traducidas y ahora, gracias a Carfax, tenemos Perdición y Joyride. Además traen a España Stephen Graham Jones o John Langan. Y eso amigos, por si solo, la convierte en una editorial imprescindible, pero lo mejor es que aún hay mucho más. 

 Larga vida a La biblioteca de Carfax y que nosotros leamos sus horrores.