El pintor Brandes rememora su vida a través del suceso que se convirtió en su clave de bobeda vital, Herman Göering quiere un cuadro de Cranach que obra en manos de Brandes. Göring envia a su "marchante de arte", Hofer, para chantajear a Brandes. Hofer le canviará el cuadro de Cranach a cambió de todos sus cuadros, que los nazis tienen retenidos. Este suceso esta inspirado en un hecho real, cuando el pintor cubista Georges Braque recibió la misma oferta por parte de Hofer.
A partir de aquí Márquez, se dedica a reflexionar sobre la vigencia de la memoria repasando, de forma no lineal, su vida si un recuerdo significa los mismo para todos los implicados, en que o como recordamos: imágenes, sonidos, colores. Brandes repasa sus demonios y el destino de sus conocidos. Todo ello aderezado por una parquedad narrativa encomiable y un sentido lírico ejemplar rodeada de un cierto halo de tristeza. Tristeza que ya estaba presente en L'ultim dia abans de demà novela posterior. Esta novela me ha recordado El pintor de batallas de Arturo Perez-Reverte, aunqué solo sea por ser dos pintores repasando su vida frente a un cuadro y tono narrativo parecido y esa huida de cualquier cosa que pueda parecer un best seller. Novela para degustar con el mínimo sonido ambiente y que en una sola tarde consigue convertirse en un recuerdo imborrable.
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