martes, 19 de julio de 2011

El tiempo de los emperadores extraños de Ignacio del Valle

1943. Frente de Leningrado. 

En el seno de la División Azul se produce un asesinato ritual. Arturo Andrade soldado de oscuro pasado sera el encargado de esclarecerlo. El valor de este libro es el hecho de rescatar uno de los capítulos más olvidados de la historia reciente española, como fue la formación de la división azul y las tropas españolas que lucharon en el bando nazi durante la segunda guerra mundial.  

A mí se me paso el prejuicio que tenia sobre ellos, cuando escuche a mí abuela de familia catalana y republicana compadecerse de esos chicos -fascistas o falangistas-  que fueron a Rusia y que apenas les dieron ropa de abrigo. Con la compasión de mí abuela hacia ellos comprendí lo que fue la guerra civil, una lucha de hermanos contra hermanos más allá de las ideologías oficiales. Mí abuela cuenta que los abrigos que llevaban se abrochaban con botones y estos se congelaban y se rompían impidiendo abrocharselos correctamente.

La novela intenta ser un bigger than life,  un crimen vulgar dentro del tren de la historia, y se queda a muchas leguas de lograr este más grande que la vida.  También he encontrado que tiene autenticas lagunas narrativas, teniendo que releer varios párrafos, para averiguar que me estaba explicando del Valle.  Podría ser que me quedara coja la historia por tratarse de una segunda parte y no haberme leído la primera -El arte de matar dragones-. Otro defectillo, segun se miré, son esa tropa española cañí, descritos como si todos fueran Torrentes, tirando de todo tipo de cliches sobre españoles, supongo que del Valle lo hace para marcar el hecho cultural diferencial con los alemanes, pero por mí punto de vista no acaba de funcionar. Perez-Reverte también lo hace pero en él le queda más logrado.   Luego esta la nieve que se intenta describir como un personaje más pero después de 200 años de literatura rusa  queda poco resultón.

El tiempo de los emperadores extraños es buena para una semana de verano intentando pasar el calor con el pensamiento en la gélida Rusia. Su intento de trascender más allá se queda corto, tanto como novela negra, y como novela histórica. Pero por el hecho de tener un lenguaje  elaborado, no ir a lo fácil,  rescatar este capítulo de la historia más la reflexión que dá pie al titulo quizás merezca la pena.

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