Este libro hace que mi blog salga del letargo.....
Nueva Inglaterra estado de Maine ( que será lo que tiene Maine):
Carla va a pasar una temporada en una casa en medio de la nada en Dead River (con ese nombre nada bueno puede pasar). Allí en la región hace años que se han ido sucediendo desapariciones inexplicables, la mayoría de veces marineros y excursionistas, las causas siempre se han buscado en los peligros de la mar o del bosque. Pero al acecho existe una familia primigenia de apetitos caníbales. Cuando sus 5 amigos lleguen, en la hora bruja, antes de dormir se desatará el horror en la casa.
Ketchum es un cabrito, sus novelas están llenas de horror de acciones sanguinarias y retorcidas. Cuenta él mismo en el epílogo del libro que el editor le expurgó muchas escenas de violencia extrema (pos menos mal, chato) y por ello años más tarde sacó una versión integral (que no me hace falta leer). La novela tal y como está ya es suficientemente estremecedora. Los puntos de vista oscilan entre Carla, el policía del lugar y la familia caníbal. La primera parte es una construcción magistral de tensión y el final, cuando estalla, es una oda violenta que sube unos cuantos peldaños más de lo que se había mostrado hasta ahora. Y lo que hace Ketchum es decirte que nadie está a salvo ni sus personajes, ni nuestra pobre mente.
Temporada baja es puro splatter punk (casquería) y por tanto no es para estómagos débiles. Pero hay algo más en la literatura de Ketchum. La construcción de personajes y escenarios siempre es brillante. El libro es puro adorno en lo formal, palabras precisas y 0 paja y una vez lo ha construido, lo coge y empieza a destruirlo sistemáticamente. Y al final es lo que produce el impacto en el lector, te ha metido de lleno en la historia y cuando llegan los fuegos artificiales te quema con toda su pasión. Y duele y eso hace que el viaje haya merecido la pena.
Conocí a La biblioteca de carfax en una fira Literal en Barcelona hace unos años, allí descubrí una de las mejoras editoriales de este país dedicadas al terror. Sus portadas siempre cuidadas, siempre espectaculares y podríamos decir que son las mayores generadoras del síndrome de Stendhal que conozco (ver Mi corazón es una motosierra). Pero si ya te atrapa por su estética, hay que ver su catálogo. ¡Y qué catálogo! Recupera a Jack Ketchum, del que solo habían unas tres novelas traducidas y ahora, gracias a Carfax, tenemos Perdición y Joyride. Además traen a España Stephen Graham Jones o John Langan. Y eso amigos, por si solo, la convierte en una editorial imprescindible, pero lo mejor es que aún hay mucho más.
Larga vida a La biblioteca de Carfax y que nosotros leamos sus horrores.