Segundo acto de la tetralogía de David Peace. Esta vez tenemos dos protagonistas, a dos secundarios de 1974, el periodista Jack Whitehead y el policía Bob Fraser. 1977 vuelve a la región de Yorkshire castigada por una serie de crímenes salvajes. En el primer libro teníamos un asesino de niñas y en este se deja ver en el destripador de Yorkshire, un caso real que causó el pánico en la zona entre 1974 y 1981 asesinando a una decena de prostitutas.
La novela no trata sobre como lo cogieron, no resuelve el caso ni te da ningún tipo de pista, o al menos no la he sabido ver. David Peace retrata el pánico que provocó en la zona y cómo afecta a sus dos protagonistas, como les desquicia y los lleva al límite. Ambos se relacionan con sendas prostitutas, por lo que aumenta la preocupación que el destripador les provoca. El norte de Inglaterra es retratado, como una entidad aparte, una región claramente diferenciada del sur. Una zona violenta y salvaje corrupta en todas sus capas. La policía está compuesta por una panda de salvajes que apalizan inocentes como si esto fuese la España de 2017. Utilizan todos sus métodos de terror para sacar a golpes confesiones y cerrar casos en falso. Los policías chulean prostitutas y a saber qué más. La prensa, como se vio en 1974, les baila el agua, o hace artículos falsos marcados por el amarillismo cual televisión privada española y es una herramienta de desinformación.
David Peace nos mete en la mente de sus protagonistas con pensamientos rápidos y cortos narrando sus obsesiones. Los dos protagonistas tienen su tono narrativo propio: por un lado Bob Fraser tiene un estilo más telegráfico, y por otro Jack Whitehead tiene destellos de prosa larga, con frases más elaboradas, habla más en primera persona como un Marlowe de los años 40. Pero Peace utiliza en ambas voces fórmulas repetitivas y obsesivas.
1977 me ha dejado perdido y desconcertado. No es una novela negra al uso, ya que descubrir quién es el asesino en serie no importa. Es una novela claramente de personajes y cómo se enfrentan al mundo en que les ha tocado vivir. Y en ello descubrimos los recovecos de los pensamientos de dos personajes con trabajos honrados pero que al igual que estos están podridos hasta el tuétano. El retrato es tremendamente vívido y provoca verdadero miedo ante el espectáculo de la mente humana. David Peace nos sumerge en la paranoia que vivió Yorkshire a finales de los años '70 y retrata, como hizo Alan Moore, un cambio de era. Alan Moore en From Hell cuenta como los crímenes de Jack el Destripador metieron a la Gran Bretaña en el siglo XX. Peace nos cuenta cómo los crímenes de este nuevo destripador sumergieron a la Gran Bretaña en el Tatcherismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario