sábado, 8 de febrero de 2020

Kirinyaga de Mike Resnick

  Koriba es el mundumugu de los kikuyus, lo que en jerga occidental sería un brujo. Ejerce de guardián de su cultura y se enfrenta a todo lo que podría sonar a europeo. Los kikuyus son una de las tribus de Kenia, una cultura de carácter granjero  que originalmente habitaba en las laderas de su montaña sagrada, el Kirinyaga, otorgada por su dios Ngai.  Lo original de la propuesta es que nos encontramos en el año 2129 d.C. Ahora Kirinyaga es una planetoide terraformado habitado por keniatas que quieren volver a las esencias de su cultura creando fuera de la tierra su propia utopía. Por ello, deciden vivir como si estuvieran en la África de 1885. 

  Koriba es un hombre culto, graduado en Cambridge i doctorado en Yale, y en esta utopía él es el que se encarga de vigilar que la sociedad kikuya se mantenga pura. Para ello ejerce de brujo, el factotum de la ciudad. Es el poder religioso al que incluso el jefe supremo le debe respeto. Algunas cosas propiamente kikuyas son: los niños que nacen con los pies por delante deben ser sacrificados porque llevan el diablo dentro, si una mujer pare gemelos el primogénito debe morir porque una mujer solo puede dar a luz una alma, los viejos decrépitos son abandonados a las hienas para ser devorados y de esta forma salvaguardar el ciclo de la vida. Los kikuyos no tienen nombre para denominar "mujer". La palabra más cercana es manamuki, que significa hembra perteneciente a un hombre (ya sea una cabra o una mujer). Y por descontado no se admite la medicina ni la tecnología occidental. 

 El libro, pues, es la lucha de Koriba para evitar que su sociedad evolucione y así perpetuar una cultura que realmente nunca existió, ya que en ella hay mucho de idealización. Una cultura que con la mayoría de los animales extintos ha perdido su razón de ser, pues los hombres mataban leones y las mujeres hacían todo lo demás. Poco a poco miembros de la sociedad irán tomando contacto con tecnología y conocimientos europeos, lo que hará que la supuesta Utopía de Kirinyaga se vaya desmoronando. ¿Una Utopía en la que todo el mundo puede vivir en paz y tranquilidad funciona? Esta respuesta la encontraremos leyendo este libro.  Kirinyaga también describe como una sociedad no puede permanecer inmutable. Poco a poco, sus integrantes van descubriendo pequeñas cosas que les hacen cambiar sus creencias. Pero el hombre tiene una mente fértil que le hace innovar tecnológicamente (una modificación en un arado) y este cambio permite que se forme una revolución desde  dentro y no solo por intervención extranjera. 

 Michael Resnick nos recuerda la función de los cuentos, ya que a través de ellos Koriba enseña a su tribu las costumbres de su cultura. A partir de fabulas moralizantes crea las enseñanzas básicas para adiestrar a los habitantes de Kirinyaga. El ciclo de Kirinyaga se compone de ocho cuentos con un prólogo y un epílogo. El autor, pues, nos retrotrae al arte de la narrativa oral, a cuando antiguamente nos sentábamos en torno a un fuego y escuchábamos cuentos que nos enseñaban a prevenirnos de los peligros del mundo (ya sea el hombre blanco, ya sea contra los que quieren perpetuar una Utopía a toda costa). 

  En esta edición de Gigamesh, aparte del ciclo de Kirinyaga, encontramos un relato escrito años después llamado Kilimanjaro, que nos plantea la misma situación pero con la tribu rival de los kikuyos, los masais. Los masais aprenden de los errores kikuyos para cometer los suyos propios. Finalmente encontramos una artículo de Mike Resnick en el que básicamente le dice a los críticos: "señores, yo no tengo las creencias de Koriba; solo utilizo la ficción para plantear situaciones y con ello interpelar a la sociedad actual". Michael Resnick murió a finales del año pasado y a partir de aquí me decidí a leer algo suyo. En este estimulante relato, Resnick presenta muchos interrogantes y no da respuestas claras, pues el texto puede ser objeto de múltiples lecturas.


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